La tendencia innata de nuestro cerebro a la narratividad, conscientemente explotada desde siempre por las iglesias, lo es cada vez más por los medios de comunicación, los partidos políticos, las grandes empresas y la institución militar.
En inglés a esto se le llama storytelling. «Los hechos hablan, pero las historias venden», dijo un cínico especialista en el tema.