–Aurelio –susurró. Su corazón latía con tanta inestabilidad como sus palabras–, prométeme que, pase lo que pase, encontraremos la forma de volver el uno al otro. Cómo sea.
–Lo haremos –respondió Aurelio con voz suave y se abrazó a su brazo con más fuerza–. Creo en nosotros.