Las hijas de otros hombres

Solo los masoquistas pueden tolerar vidas llenas de quejas

Nunca será capaz de satisfacer a nadie; nadie podrá satisfacerlo nunca. El prurito es innato en la carne humana. Cynthia y él no se pondrán nunca de acuerdo en cómo complacerse el uno al otro, Sarah y él duraron tanto a causa del propio silencio que acabó por separarlos. Quizá los seres humanos que se aman solo deberían presentarle la mejor cara al otro, y ahorrarse sus miserias para el silencio, la oscuridad y la almohada

Tener que elegir constantemente significa estar constantemente obligado a disfrutar lo que uno ha elegido

Una de Esmé en 1964, el 20 de junio. Estaba desilusionada porque no íbamos a ir a Marblehead. Le dije: «Lo siento, cariño, así es la vida». Y Esmé: «Todo lo malo es la vida

—¿Y yo, papá? ¿Qué dije del hombre mono?
—Eso fue el día de Año Nuevo de 1968. Venía una historia en el periódico sobre otro hallazgo de primates por parte de los Leakey, y le pregunté a George: «Si encontrases una criatura y no pudieses determinar con seguridad si es un mono o un hombre, ¿lo meterías en una jaula o lo dejarías votar?». Y George respondió: «¿Por qué no dejarlo votar en una jaula?».

costumbre escribir cartas así, pero yo deseaba hacerlo. No hace falta que respondas.
Robert

Querida Pris:
Quiero escribirte yo mismo, porque cualquier dolor o dificultad que exista entre Sarah y yo se ve complicado por el afecto que profeso por algunas personas, como tú, que formaban parte de nuestra vida común. Nadie podría haber sido mejor familia política que tú y James. Sois personas maravillosas. Perderos me produce una tristeza especial. La culpa de lo que ocurre en nuestro matrimonio es sobre todo mía, pero esa no es la cuestión. Sarah es una persona tan cercana a ti que sé que tu amor y tu apoyo serán una parte importante de su curación. Si alguna vez puedo ayudaros a vosotros o a vuestros hijos —muy queridos para mí—, sigo siendo, al menos de corazón, su querido tío. No sé si es

rostro, a primera vista inocuo y franco, una vez en acción parecía el registro escéptico de un millón de connivencias.

Cualquiera que reflexione sobre la idea del deleite que un elemento ausente o presente puede provocar en él concibe la idea del amor». Yo me deleito en ti, temo ese deleite, temo lo que temo y el hecho de temer, pero quién sabe, quizá tú seas la salida a la prisión de mis sentimientos. ¿O estoy proponiendo otra prisión para los dos? No sé nada. Eres mi paciente, y alumna, yo doctor y profesor, pero aquí, en el amor, quizá tú seas más docta que yo. No predigo nada para nosotros. Pero, querida Cynthia, je vous adore. B.

Un centímetro de piel humana contiene dos detectores sensoriales de frío, doce de calor, tres millones de células, diez pelos, quince glándulas sebáceas, casi un metro de vasos sanguíneos, un centenar de glándulas sudoríparas, tres mil células receptoras al final de las fibras nerviosas, casi cuatro metros de nervios, veinticinco detectores de presión para los estímulos táctiles y doscientas células nerviosas para registrar el dolor