es
Pascal Quignard

Butes

Beri tahu saya ketika buku ditambahkan
Untuk membaca buku ini unggah file EPUB atau FB2 ke Bookmate. Bagaimana cara mengunggah buku?
  • Verónica Murguíamembuat kutipan6 bulan yang lalu
    Cicerón escribió en Tusculanae disputationes IV 18: buscar un límite al vicio lleva a pensar que el que se ha tirado con la cabeza por delante del cabo Leucate puede dejar de caer cuando quiera.
  • b7222625945membuat kutipan5 tahun yang lalu
    Quiero perseverar en el arte, en el silencio líquido de la lengua escrita.
  • Ivana Melgozamembuat kutipanbulan lalu
    Se recordará lo que dice en el primer capítulo de Le livre à venir, que lleva precisamente ese mismo nombre, «El canto de las Sirenas»:

    «Las Sirenas: realmente parece que cantaban; pero de un modo insatisfactorio, pues sólo dejaban entender la dirección en que se abrían las verdaderas fuentes y la felicidad verdadera del canto. Sin embargo, con sus cantos imperfectos, que no eran sino un canto venidero, conducían al navegante hacia ese espacio en que verdaderamente comenzaría el cantar. Por tanto no lo engañaban, sino que lo llevaban realmente a su objetivo. Pero, una vez alcanzado el lugar, ¿qué es lo que pasaba?, ¿qué lugar era ése? Uno en el que ya sólo se podía desaparecer, porque en esta región de fuente y origen hasta la música había desaparecido más radicalmente que en ningún otro paraje del mundo: un mar en el que se hundían, sordos, los vivos, y en el que las Sirenas —lo que prueba su buena voluntad— un día tuvieron, también ellas, que desaparecer.
  • Ivana Melgozamembuat kutipanbulan lalu
    He vuelto a los lugares en los que me abandonasteis. Entré en el jardín. Cada música tiene algo que ver con alguien que hemos perdido. Y como me parecía que la música tenía algo que ver con la pérdida, con una mujer desaparecida, con un mundo de mujeres perdido, y como había querido definir la música en este deseo irresistible de acercar lo que retorna de este mundo que nos precede, sin que este re­tornar sea posible, de repente he visto su rostro. Y era vuestro rostro cuando era joven. Era exactamente vuestro rostro de entonces. Porque este retor­no de las cabezas amadas en los sueños, este retorno sin edad de los rostros, mucho tiempo después de la muerte de los cuerpos que los contenían, ése es posible. Ese retorno es un retorno imprevisible, pasa.
  • Ivana Melgozamembuat kutipanbulan lalu
    Aristóteles escribió que la psyché —en latín el anima, en francés el aliento [souffle]— es como una tablilla en la que el sufrimiento se escribe.

    La música viene a leer allí.

    He deseado destacar solamente este punto: sólo la música viene a leer allí. Porque desde el origen, en la ontogénesis, en el interior del vientre materno, es inevitable que el feto escuche. Escucha lo que haya, a la fuerza lo que haya, a lo lejos, muy lejos, detrás de la piel y el agua, la extraña sonata de lo que será su lengua materna. Genealógicamente este canto del que no escucha más que la emoción es anterior a la voz articulada. Igual en la filogénesis, en la historia de los animales, el canto imitado, el canto embaucador, el apelante, prearticula la fonación.
  • Ivana Melgozamembuat kutipanbulan lalu
    La música comienza por murmurar al oído del que la ama y que se acerca al canto que le envuelve, donde consiente en perder su identidad y su lenguaje: Acordaos, un día, antaño, se perdió lo que se ama­ba. Acordaos que un día perdisteis todo de todo cuanto era amado. Acordaos que es infinitamente triste perder lo que se ama.
  • Ivana Melgozamembuat kutipanbulan lalu
    Las Sirenas reducen sin fin la distancia entre el cuerpo de los oyentes y ellas. Hasta la desindividuación. Las Sirenas no le dicen a Ulises: «Ven a nuestra isla», o bien: «Ven a las rocas y sobre la arena de la playa», o bien: «Ven hacia el prado que continúa, allá donde crecen las flores», o bien: «Ven hacia nosotras, los pájaros cuyos senos están llenos de leche», dicen: «Ven aquí». Δεῦϱο. En Homero Odisea XII 183 las dos Sirenas cantan a Ulises atado a su mástil: Δεῦϱ ἄγ´ἰών, «ven aquí, aquí en la dulzura de la voz-miel, μελί-ληϱυν, porque nosotras, nosotras conocemos los sufrimientos. Conocemos todos los sufrimientos que los dioses envían sobre la tierra a los hombres».

    Pienso que se puede llamar «desindividuación» al «allá» convertido en «aquí».
  • Ivana Melgozamembuat kutipan2 bulan yang lalu
    Hay una pulsación temporal propia al inconsciente que está en el límite del movimiento de la mar en el momento en el que súbitamente se rompe el avance de su ola.

    Bestia lunar suspendida un instante.

    Esta extraña curvatura natural se despliega sin duda en la motricidad saltarina de las fieras.

    Tal vez conoce su éxtasis en el vuelo en círculo de las rapaces planeando en el vacío del aire, soportándose por el vértigo del aire antes de abatirse sobre la presa terrestre o acuática.

    Es a la vez un ritmo y un movimiento. Y es verdad que esta mixtura en la que la negación es activa es difícil de definir: retenido, eclíptico, estresado, hambriento, retraído, no respiratorio. Es la retención de la respiración antes de la distensión muscular del salto.
  • Ivana Melgozamembuat kutipan2 bulan yang lalu
    La mirada que la mujer de Lot echa hacia atrás es la del deseo de la vida precedente.
  • Ivana Melgozamembuat kutipan2 bulan yang lalu
    De pronto lo antiguo se precipita.

    Lo antiguo cae de las nubes.

    Es el rayo mismo.

    El trueno es la voz de este animal enorme y extremadamente negro que se llama tormenta.

    Los relámpagos saltan desde lo alto del cielo con el deseo de venir a tocar la tierra.
fb2epub
Seret dan letakkan file Anda (maksimal 5 sekaligus)