Guadalupe Minutti Pérezmembuat kutipan4 tahun yang lalu
pero no tengo, no, ya nunca
tus palabras de mocedad,
tu breve piel trigueña
donde me puse a arar y me sembré
como una almendra atroz,
puesta en ti,
Soledad Alvaradomembuat kutipan4 tahun yang lalu
“Ladrándole a la muerte,
como antes a la luna y al silencio,
el perro abandonó la casa de su cuerpo,
—me cuenta—,
y se fue tras de su alma
con su paso extraviado y generoso
el miércoles pasado.
Alondra Velascomembuat kutipan8 hari yang lalu
oh, Tú, Poesía, profundísimo hueco, carne viva,
ahora estás conmigo
Alondra Velascomembuat kutipan8 hari yang lalu
oh, Tú, Poesía, profundísimo hueco, carne viva,
ahora estás conmigo
Martín Eduardo Martínezmembuat kutipan3 tahun yang lalu
Cuando ya fui en tu alcándara la ropa, cuando me di en tus ojos y fui en tu soltería violentada
Martín Eduardo Martínezmembuat kutipan3 tahun yang lalu
“Ladrándole a la muerte, como antes a la luna y al silencio, el perro abandonó la casa de su cuerpo —dice mi madre— y se fue tras de su alma —los perros tienen alma: un alma mojadita como un trino— con su paso extraviado y generoso el miércoles pasado .
Martín Eduardo Martínezmembuat kutipan3 tahun yang lalu
Era minúsculo y sencillo como el trigo; luego fue creciendo admirado y displicente al par que mis tobillos y mi sexo; supo de mi primera lágrima: la novia que partía, la novia de las trenzas de racimo y de la voz de lirio; supo de mi primer poema balbuceante cuando murió la abuela; el perro fue en su tiempo de ladridos mi amigo más amigo.