De la felicidad en las pequeñas cosas

Todo en mí puede ser. Pero yo no soy aún el o la que podría ser a partir de mi ser. Todo lo que hay en mí se lo presento a Dios. No juzgo nada, no reprimo nada. Se lo presento a Dios con la esperanza de que su amor lo penetre todo en mí y lo transforme todo en mí».

Desde el punto de vista cristiano, diríamos que entonces el espíritu de Jesús entra en el mundo a través de nosotros y lo transforma, de manera que se parezca cada vez más a Cristo.

on frecuencia preguntamos a los demás: «¿Cómo te va?» o «¿Cómo estás?» o «¿Cómo va co

Pablo empieza sus epístolas siempre con un mismo deseo: «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (1 Corintios 1, 3; véase también Romanos 1, 7; 2 Corintios 1, 2 y Gálatas 1, 3). La paz (eirene) procede de Dios.

«Todo en mí puede ser. Pero yo no soy aún el o la que podría ser a partir de mi ser. Todo lo que hay en mí se lo presento a Dios. No juzgo nada, no reprimo nada. Se lo presento a Dios con la esperanza de que su amor lo penetre todo en mí y lo transforme todo en mí».

Estoy satisfecho. Estoy sano. Tengo una familia, que me acoge, en la que me siento bien. Tengo una profesión, que me gusta ejercer, que me da alegría. Y estoy agradecido por mi fe, que me apoya

«Estoy satisfecho. Estoy sano. Tengo una familia, que me acoge, en la que me siento bien. Tengo una profesión, que me gusta ejercer, que me da alegría. Y estoy agradecido por mi fe, que me apoya».

En la casa de recogimiento acompaño a much

El otro comportamiento que podemos aprender de Jesús es la humildad. La humildad [Demut] como humilitas es el valor [Mut] de hundirse en la propia realidad, de bajar hacia las sombras propias, en las que se encuentran todas las emociones y los padecimientos reprimidos que están en nuestro interior.

Dios está más allá de cualquier imagen, es el misterio absoluto, ante el que me presento con un profundo respeto. Solo cuando me abro a este Dios inabarcable, le puedo decir que Sí y dejar de depositar en Él mis exigencias.