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Anna Giurickovic

La hija

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El propósito de Silvia es que el almuerzo de presentación de Antonio, su nueva pareja, a su hija adolescente Maria, sea un encuentro distendido y cálido, como un domingo cualquiera. Están en Roma y el pasado yace arrumbado en la distancia, una ocasión perfecta para sellar definitivamente algunas heridas. Pero todo se tuerce cuando Maria empieza a coquetear sin disimulo con Antonio, hecho que deja atónita a Silvia y la lleva a revivir aquel terrible trance de su estancia en Rabat que destruyó sus ilusiones y culminó con la misteriosa muerte de Giorgio, su marido.
Lo había conocido con dieciséis años. Ella era una joven insegura y él un hombre adulto con una sólida carrera diplomática, alguien a quien encomendarse y en quien confiar sus secretos. Una vez en Marruecos, la plácida existencia de la familia se verá alterada por el extraño comportamiento de Maria. Con nueve años, la niña padece noches de insomnio, tiene problemas en la escuela, donde ha intentado tocar a la maestra y a sus compañeros en sus partes más íntimas, y manifiesta una feroz oposición a su madre, en un clima de tensión creciente que acabará dinamitando la unidad familiar. Y ahora, fruto del áspero cruce de acusaciones y reproches, aparecen sin velos los rasgos más turbios de madre e hija. ¿Y si Maria no fuera la niña inocente a quien todo el mundo compadece? ¿Y si la pusilanimidad de Silvia no escondiera una perversa tendencia a hacer daño a su pesar?
Gracias a un excelente dominio de los recursos narrativos, sobre todo su habilidad con el contrapunto, y a la potencia de algunas escenas, Anna Giurickovic indaga con determinación entre los resquicios más impenetrables de la naturaleza humana. Los papeles de víctima y verdugo, con sus claroscuros y sus ambigüedades, se confunden en esta novela que golpea y aviva la conciencia, indicio inequívoco del mejor arte de narrar.
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Kesan

  • Anabel M Ortegamembagikan kesan6 tahun yang lalu
    👍Layak dibaca

    Me gustó mucho cómo está escrito y me parece tan fuerte y tan fácil de leer al mismo tiempo, que no pude soltarlo

Kutipan

  • Manuel Orozcomembuat kutipan6 tahun yang lalu
    —¿Y te imaginas, Maria, por qué el tambor es el instrumento más antiguo del mundo? —Ella lo miró, indecisa—. Porque el ritmo nace antes que la música. Tam, tam, tam, es mucho más que una simple música. No es un pasatiempo, ni un entretenimiento, ni un arte. El ritmo es una necesidad.

    —¿Una necesidad?

    —Todo ser humano busca un ritmo en cada cosa: la rutina es un ritmo, la tradición es un ritmo. La necesidad imperiosa de cada hombre, hasta del más antiguo...

    —¡El hombre de Neandertal!

    —... de buscar una regularidad en las cosas, y así sentirse seguros. La repetición, los ciclos; tam, tam.

    —Por otra parte, el tam, tam es uno de los primeros sonidos que oye un niño desde que es un embrión —intervino Adele, con el aire habitual de quien participa en las conversaciones sólo a medias.

    —El corazón materno —adiviné.

    —Tam, tam —repitió Maria, divirtiéndose.
  • Manuel Orozcomembuat kutipan6 tahun yang lalu
    —¿Y tú qué sabes si son tonterías o no?

    —Cuando llegas tan alto, ¿qué más da que seas un genio o un loco? Y con eso quiero decir que, en el arte, ¿quién decide quién es el genio sino el público que está ahí para contemplarlo?

    —Mmm...

    —¿A quién le importa luego si el genio era genio y por qué, o si en cambio era un loco que todos creían un genio? Me parecen discusiones pleonásticas que no sirven más que para perder el tiempo.

    —Pleonásticas... Además, ¿cuántos enfermos de migraña hay y cuántos Picassos?

    —Exacto.
  • Manuel Orozcomembuat kutipan6 tahun yang lalu
    El dolor te enseña que estás viva, debemos aprender a valorar la huella que deja.”

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