Celebro con la Universidad de Sinaloa este volumen dedicado a la memoria de Everardo Mendoza. Nada más justo que varios de sus amigos y alumnos se hayan reunido para recordarlo, mostrando su aprecio y, en varios casos, su papel en la investigación contemporánea acerca de la lengua española en Sinaloa en particular, en el Noroeste en general. Como comentan Rafael Saldívar Acosta y Antonio Reyes Pérez en su contribución a este volumen, «es indudable que una de las aportaciones más importantes en la destacada labor de Everardo Mendoza fue la consolidación del habla del noroeste como una variante dialectal legítima, con rasgos emblemáticos y con situaciones de contacto particulares que la diferencian de otras variantes y la sitúan como un habla atrayente, aunque, lastimosamente, poco representativa del español mexicano». Su valoración es justa: Everardo Mendoza no solo consolidó el interés por el español del noroeste mexicano, sino que dejó una herencia de datos y exposiciones cuyo valor para su conocimiento es imperecedero: desde El habla de Sinaloa, materiales para su estudio, en colaboración con Maritza López Berríos (1997), El léxico de Sinaloa (2002), «Notas sobre el español del Noroeste» (2004), El habla de Culiacán (2011), Como dicen en el pueblo: ¡Ya dilo!: acercamientos al español sinaloense (2014); y su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, titulado «Léxico, identidad y diccionario» hasta, finalmente, el Diccionario del léxico regional de Sinaloa, lamentable e injustamente bloqueada su edición en esa Academia, además de muchos artículos y cuatro novelas.