¡Era el último hombre con el que se casaría!
Para Lizzy Sharp, el empresario Louis Jumeau era insoportablemente orgulloso, lleno de prejuicios… e increíblemente atractivo.
Louis sabía exactamente lo que los cazafortunas como los Sharp perseguían: su dinero. Pero lo cierto era que necesitaba una esposa.
Lizzy, con su carácter independiente, no era la candidata ideal, pero sus curvas resultaban muy tentadoras. El arrogante y práctico Louis estaba seguro de que utlizando sus armas de seducción lograría casarse con ella y meterla en su cama.