Podemos demorarnos en la oficina y peregrinar entre las tiendas, vagar por los laberintos de calles y callejones o encerrarnos en teatros y cines, sentarnos en las terrazas de los bares y comer en restaurantes, correr en estadios y nadar en piscinas. Tarde o temprano, sin embargo, tendremos que volver a casa, porque es siempre y únicamente gracias a y dentro de una casa como habitamos este planeta.