—Libby, esto no es una película —digo—. El amor no es suficiente para cambiar los detalles de la vida de una persona o sus necesidades. No hace que todo encaje en su lugar. No quiero renunciar a todo.
No puedo permitirme hacer eso.
Aún no hay un final feliz para una mujer que lo quiere todo, del tipo que yace despierta dolorida por un hambre furiosa, la ambición no gastada hace que sus huesos castañeteen en su cuerpo.