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Gabriel García Márquez

El coronel no tiene quien le escriba

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  • Isabel Nietomembuat kutipan8 tahun yang lalu
    Octubre se había instalado en el patio.
  • Paula Guillén Rodríguezmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    Este entierro es un acontecimiento –dijo el coronel–. Es el primer muerto de muerte natural que tenemos en muchos años.
  • Paula Guillén Rodríguezmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aun para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como ésa. Durante cincuenta y seis años –desde cuando terminó la última guerra civil– el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.
  • marilyukmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    fijó sus ojos color de almíbar en los ojos color de almíbar del coronel
  • Melany Gómezmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Y mientras tanto qué comemos —preguntó la mujer.
    —No sé —dijo el coronel—. Pero si nos fuéramos a morir de hambre ya nos hubiéramos muerto.
  • Melany Gómezmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Es por la situación en que estamos —dijo—. Es pecado quitarnos el pan de la boca para echárselo a un gallo.
  • Ruslan Rudnevmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    lleva veinticinco años confiando vanamente en la ratificación oficial de la pensión que le correspondía. «Nunca es demasiado tarde para nada», proclama sentenciosamente. Abocado a la miseria, torturado por el desdén y el olvido, el coronel se enfrenta cada día a una indigencia laboriosamente compartida con su mujer, enferma de asma. No hay respiro en esa menesterosa y dramática tesitura vital. El coronel invalida como puede su dignidad sobreviviendo con préstamos y equilibrios difíciles. Ha ido vendiendo todo lo vendible que había en su ruinosa casa, menos un gallo de pelea que mantiene a costa de la propia y definitiva vecindad con el hambre. ¿Por qué esa resistencia última a desprenderse de un gallo cuya sola alimentación incluso le exige al coronel sacrificios
  • A Soulmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    —Dime, qué comemos.

    El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:

    —Mierda.
  • A Soulmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Toda una vida comiendo tierra para que ahora resulte que merezco menos consideración que un gallo.»
  • A Soulmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    pobreza es el mejor remedio contra la diabetes.

    «Gracias por la receta», dijo don Sabas tratando de meter su vientre voluminoso en los pantalones de montar. «Pero no la acepto para evitarle a usted la calamidad de ser rico.»
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