Miedo

El miedo es peor que el castigo, porque éste es algo determinado y, por severo que sea, no se puede comparar con el temor que despierta en nosotros lo incierto, una tensión espantosa, que no conoce límite.

Aislados del mundo y volcados sobre sí mismos, llegan a perder el contacto con la realidad, los sentidos se alimentan de impresiones insignificantes, acontecimientos intranscendentes de los que esta indolente comunidad no podría prescindir; llegados a ese punto, la constante agitación y la pérdida de los vínculos que les unen con los demás hombres degeneran rápidamente en un enconado odio hacia sí mismos.

Una sonrisa voló hasta sus labios y se posó sobre ellos en silencio

Aún sentía cierta pesadumbre en el fondo de su corazón, pero era un dolor prometedor, ardiente y dulce a la vez, el mismo ardor que producen las heridas antes de cicatrizar para siempre

Ella dejó escapar un grito repentino, convulso, violento, salvaje, y comenzó a llorar, eran las lágrimas que había estado tragándose todas estas semanas. Era como si una mano la sacudiera desde dentro con toda su furia. Se tambaleaba como una borracha y habría caído al suelo si él no la hubiese sujetado

No volverá jamás… te lo juro… No podía imaginarme que te asustarías tanto… Sólo quería llamar tu atención… que recordases nuestro compromiso… Quería que te apartases de él… para siempre… y volvieras con nosotros… Cuando me enteré por casualidad, pensé que no tenía otra elección…

No volverá jamás… te lo juro… No podía imaginarme que te asustarías tanto… Sólo quería llamar tu atención… que recordases nuestro compromiso… Quería que te apartases de él… para siempre… y volvieras con nosotros… Cuando me enteré por casualidad, pensé que no tenía otra elección

De acuerdo… Ya veo que no lo sabe… Escúcheme… Su amante, la anterior, me vio salir de su casa y desde entonces me persigue y me chantajea… No deja de atormentarme, va a acabar con mi vida… Ahora me ha quitado un anillo que debo recuperar. Es urgente, debería llevarlo esta misma noche. ¿Me está escuchando? Esta noche… Así que ¿me va a ayudar?
—Pero… pero yo…
—¿Va a hacerlo o no?
—Me gustaría ayudarla, pero no conozco a esa mujer. No sé a quién se refiere. No suelo relacionarme con chantajistas y jamás he tenido un romance con ninguna—su respuesta sonó un poco grosera

Lo impreciso de la amenaza, la inexplicable ausencia de la mujer que había puesto su vida en peligro y, sin embargo, ahora desaparecía, inspiró un miedo casi místico en la desfalleciente Irene

El deseo de vivir es más fuerte que cualquier otro sentimiento, incluido el miedo