Margaret Mitchell

Lo Que El Viento Se Llevó

Beri tahu saya ketika buku ditambahkan
Untuk membaca buku ini unggah file EPUB atau FB2 ke Bookmate. Bagaimana cara mengunggah buku?
  • María Ariasmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    ¡Las mujeres pueden hacer cualquier cosa, todo, sin el auxilio masculino… excepto parir hijos, y Dios sabe que ninguna mujer con los sentidos cabales tendría hijos si pudiese evitarlo!»
  • María Ariasmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Estoy cansada de tener que fingir; harta de aparentar que como menos que un pájaro y de andar cuando tengo ganas de correr, y de decir que me da vueltas la cabeza al terminar un vals, cuando bailaría dos días seguidos sin cansarme. Estoy harta de decir «eres extraordinario» a unos imbéciles que no tienen ni la mitad de inteligencia que yo y de fingir que no sé nada para que los hombres puedan decirme majaderías y se crean importantes…
  • María Ariasmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    —¿Por qué tendrá una muchacha que parecer tonta para encontrar marido?
  • Gabriela Basualdomembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Jamás había comprendido a ninguno de los dos hombres a quienes había amado, y así los había perdido a los dos.
  • Gabriela Basualdomembuat kutipan4 tahun yang lalu
    —Ya sabes que no leo novelas —dijo ella, y, procurando ponerse a tono con su humor de broma, continuó—: Además, tú mismo me has dicho muchas veces que no hay cosa más ridicula en el matrimonio que estar enamorados uno de otro.

    —¡Maldita sea! ¡La cantidad de majaderías que yo he dicho! —replicó Rhett de mal humor, levantándose.
  • Gabriela Basualdomembuat kutipan4 tahun yang lalu
    —Si la amaba, ¿cómo demonios le permitió venir a Atlanta a buscar el dinero para la contribución? Antes de que yo permitiese a una mujer que amo hacer esto, yo…
  • Gabriela Basualdomembuat kutipan4 tahun yang lalu
    El hombre era el dueño de la prosperidad, y la mujer la dirigía. El hombre se llevaba el mérito de la gerencia y la mujer encomiaba su talento. El hombre mugía como un toro cuando se clavaba una astilla en un dedo y la mujer sofocaba sus gemidos en el parto por temor a molestarle.
fb2epub
Seret dan letakkan file Anda (maksimal 5 sekaligus)