Fuera de serie

«Trescientos sesenta días al año levántate antes del amanecer y la prosperidad de tu familia llegarás a ver».

Trescientos sesenta días al año levántate antes del amanecer y la prosperidad de tu familia llegarás a ver

Nuestra capacidad de tener éxito en lo que hacemos está poderosamente relacionada con el lugar de donde somos,

si uno trabaja lo suficiente y tiene confianza en sí mismo, si usa su mente y su imaginación, podrá conformar el mundo a sus deseos.

Mis recuerdos más tempranos de mi padre son de verle sentado ante su escritorio, trabajando, y comprender que aquel era un hombre feliz. Yo no lo sabía entonces, pero ese es uno de los regalos más preciosos que un padre puede hacer a su hijo.

Al principio, las superestrellas de la abogacía, los genios de las matemáticas y los empresarios del software parecen situarse fuera de la experiencia ordinaria. Pero no lo están. Son producto de su historia y de su comunidad, de las oportunidades que tuvieron y la herencia recibida. Su éxito no es excepcional ni misterioso. Se cimienta en una red de ventajas y herencias, unas merecidas y otras no, unas ganadas con esfuerzo y otras mero producto de la fortuna; pero todas cruciales para hacerles ser lo que son. El fuera de serie, al final, no es fuera de serie en absoluto.

Marita solamente necesitaba una oportunidad. ¡Y menuda oportunidad ha tenido! Se la dio alguien que llevó al sur del Bronx un poquito de la cultura del arrozal y le explicó el milagro del trabajo significativo.

Si Canadá tuviera una segunda liga de hockey para aquellos niños nacidos en la segunda mitad del año, tendría el doble de estrellas adultas del hockey. Ahora multiplíquese este súbito florecimiento de talentos por cada campo y profesión. El mundo podría ser mucho más rico que este con el que nos hemos conformado.

Para construir un mundo mejor, es preciso que sustituyamos el patrón de los golpes de suerte y las ventajas arbitrarias que hoy determinan el éxito —como la suerte en la fecha de nacimiento y los avatares afortunados de la vida— por una sociedad que ofrezca oportunidades a todos.

Estamos tan seducidos por los mitos del mejor y el más brillante y el hombre hecho a sí mismo, que creemos que los fuera de serie brotan de la tierra tan naturalmente como los manantiales.