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Sayak Valencia

Postales de R

El desierto, los nombres del exilio, la música del daño o la memoria de los huesos son algunos de los paisajes por los que la poeta, filósofa y ensayista Sayak Valencia y estas, sus Postales de R, transitan y nos invitan a viajar a través de ellos. En palabras de María Salgado, autora del epílogo: «Unas cartas breves, precisas, inteligentes, virtuosamente condensadas y elegantes a más no poder, que han sido escritas desde las décadas en que el transfeminismo salió del underground, aportando las cantidades de melodrama, cuerpo y exceso que todas las escenas del arte y la de la vida venían necesitando y periódicamente buscando en las disidencias de las personas más expuestas a todo ello, es decir, las que más orientaron y desorientaron sus trayectorias vitales y estéticas sobre el deseo».
58 halaman cetak
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Publikasi asli
2023
Tahun publikasi
2023
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Kutipan

  • Ana Saenzmembuat kutipan5 jam yang lalu
    Me dice: hemos venido a este desierto para construir una ermita. ¿Para qué queremos una ermita, si una ermita es un oratorio y nosotrxs no tenemos religión? R contesta: te equivocas, nosotrxs no tenemos fe, pero nuestra ermita será un lectario, una cúpula sobre la que resuene sincopadamente el sonido de la lluvia. Estamos aquí para esperar lo imposible, andar los pasos del desierto.
  • Ana Saenzmembuat kutipan5 jam yang lalu
    En los muchos años, la boca re-encuentra a la boca amada, la reconoce: el leve temblor, la carnosidad de los labios, la mueca felina, el aliento a clavo.

    En los muchos años, la boca súbitamente tiembla, palpita, vuelve a ser niña, lee los labios: esa forma de pronunciar la «r» y quedarse a la intemperie, ese silencio de arroz blanco, la parsimonia intempestiva que trastabilla ante la duda.

    En los muchos años, la boca está surcada de líneas y es una bodega de verbos y alegría.

    La boca vuelve a escuchar su voz.
  • Ana Saenzmembuat kutipan5 jam yang lalu
    En este estadio la boca solo reconoce algunos sabores, olvida otros. En estos días de reclusión y obituario, los sabores que la boca recuerda son aquellos emparentados a la sal: la brisa marina, el sabor del agua del cuerpo, el sabor del agua del mar, las estalagmitas de sal naciendo en el paladar. En estos días, las papilas de la boca y el olvido van de la mano. La boca olvida sabores. Olvidar un sabor es cerrar una puerta, escribir un epitafio.

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