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Sierra Simone

Padre

  • aracely ehmmembuat kutipan16 jam yang lalu
    La noche otoñal golpeaba contra el exterior del coche mientras conducíamos de vuelta a casa y yo mantuve la vista fija en el perfil de Poppy, iluminado por las luces de la autopista, con su silueta recortada contra la noche de terciopelo.
    Lo que había pasado en el club… había sido sucio y catártico, había solidificado nuestra unión, aunque no llegaba a entender exactamente por qué. La respuesta se me escapaba, brillaba a través de un velo que solo podía acariciar con la punta de los dedos, y, mientras salíamos de la ciudad y entrábamos al campo, dejé de intentarlo y me entregué a la majestuosidad de mi Esther, mi reina.
  • aracely ehmmembuat kutipan16 jam yang lalu
    Me arrodillé frente a ella, desaté la correa de seda y la usé para limpiar con cuidado mi orgasmo de su rostro.
    —Se ha acabado el juego —dije despacio acariciando su mandíbula con la punta de mi nariz.
    —¿Quién crees que ha ganado? —murmuró.
    La envolví en mis brazos y la acerqué hacia mí para darle un beso en la cabeza.
    —¿Tienes que preguntarlo? Tú, corderito. —Se acurrucó contra mí y la mecí hacia delante y hacia atrás. Mi tesoro, mi dulce mujer—. Siempre tú.
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    Ese sentimiento que Poppy y yo habíamos experimentado en la iglesia, ese sentimiento divino de presencia y promesa, estaba aquí y ahora, oprimiéndome el pecho y haciendo flotar mi cabeza por la potencia del aire mismo, y una vez más me sentí como un novio en el día de su boda, gritándole su regocijo a sus seres queridos, y esta habitación era nuestra jupá, nuestra tienda de matrimonio, la tenue luz azul de la lámpara de las diez vírgenes, nuestros cuerpos replicando la unión que Dios ya había sellado entre nuestras almas inmortales.
    ¿En qué se diferenciaba esto del matrimonio? ¿Por qué no era más vinculante e íntimo estar juntos, desnudos y en presencia de Dios? Como mínimo era un compromiso, una promesa, un juramento.
    Le di unos azotes a mi prometida deseando poder beberme sus chillidos como escocés y luego comerme sus gemidos. Me la follé con fuerza, mirando rebotar el cabello azul contra su espalda, las líneas delicadas que aparecían en su cintura cuando se aplastaba contra la perfección de las caderas y el
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    en este momento de amor al estilo de Esther por nosotros y por un futuro tan efímero que era casi inexistente, entendí que aquí no había ningún pecado. Esto era amor, era sacrificio, lo opuesto al pecado, y tal vez me equivocaba al creer que Dios estaba aquí, en la habitación de un club nudista, pero así era, como si Él fuera testigo de este momento en el que Poppy se abría a lo peor de mí y lo borrara con su amor, igual que lo hace Dios por nosotros, los pecadores, a cada segundo de cada día.
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    Decidí confiar en ella. Confiar en Él.
    Cuando me decidí, cogí sus muslos y me levanté, dejando su pelvis apuntada hacia mí mientras caminaba hacia el sofá. La besé con un beso suave y breve, un recuerdo de lo mucho que la quería antes de que mi lado bruto tomara el control, lo que pasó apenas nuestras bocas se separaron. Bajé a Poppy y le di la vuelta sobre el apoyabrazos del sofá para que el culo le quedara más alto que la cabeza y luego coloqué la polla en su entrada.
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    Y entonces la serpiente volvió a hablar, esa serpiente furiosa y amargada que me recordaba que no era el primero que hacía esto con Poppy aquí, que ya se la habían follado así, en este mismo lugar, y esa furia me picaba en las manos y se acumulaba en mi pelvis.
    Quería castigarla. Quería herirla como ella me había herido a mí por hacerme quererla tanto, la saqué y me puse de pie con la polla mojada y dura como el acero, latiendo de las ganas de clavarse en ese coño.
    En realidad, no quería ser Herodes.
    Me senté en la silla.
    —Ven aquí. —Apunté con la cabeza a mi polla para que entendiera lo que quería y no dudó en trepar a mi regazo y meterme dentro suyo, haciendo fuerza hacia abajo con los muslos, el coño caliente, las tetas en mi rostro. Y aquí, ahora que podía ver su rostro, ahora que no podía ser brutal, confesé—.
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    Se arrodilló para ponerse de pie, pero yo quería que me dieran lo que había pagado y lo quería ahora, así que envolví su cintura con un brazo y la hice bajar hacia los dos dedos que tenía preparados para ella. Gritó y yo sonreí con malicia porque pensaba aprovechar este servicio. Con el brazo de la cintura la hice bajar un poco más para que su coño quedara aplastado contra mi mano (que había quedado atrapada contra el escenario, pero no me importaba) y pudiera frotar descontrolada su cúmulo de nervios contra mi palma. Doblé los dedos hacia delante para buscar ese sitio suave que la volvía loca.
    Moví los dedos mientras le hablaba en el oído.
    —Si te hago acabar, ¿tienes que pagarme a mí?
    Se rio, pero esa risa inmediatamente se convirtió en un suspiro agitado mientras la apretaba con más fuerza contra mi mano. Le mordí la clavícula y ese lugar suave junto a las pezoneras; su humedad invadía mi mano y ese lazo de seda rogaba que le atara las muñecas, y entonces llegó con un sonido agudo, resistiéndose infructuosamente mientras yo la sujetaba con más fuerza, la frotaba más, le arrancaba hasta la última gota de placer a su orgasmo.
    Cuando se corrió, su cuerpo se relajó contra el mío, pero yo no estaba ni cerca de relajarme. Quité la mano que tenía debajo de ella y le puse un dedo en los labios para hacerle chupar su propio sabor mientras con la otra me
  • aracely ehmmembuat kutipan17 jam yang lalu
    Después de pagarle, se subió al escenario y volvió a abrir las piernas, apartándose las bragas para mostrarme lo que quería ver. Estaba húmeda y de un rosado perfecto bajo la luz azul: el color que los pintores renacentistas deberían haber usado para pintar el cielo.
  • aracely ehmmembuat kutipan18 jam yang lalu
    ría darle nada, no hasta saber que no había vuelto con Sterling, pero, a la mierda, podía ser parte de su penitencia, así que la golpeé una y otra vez, mi palma abierta aterrizando en su culo, alternando nalgas, hasta que se pusieron rojas.
    Podía verla mojarse, su coño prácticamente llorando por mí, no me importaba, que llorara, y luego fue como un torrente descontrolado y yo disparé sobre su ropa del día anterior un orgasmo poderoso, pero duro, sucio y corto, porque ella no llegó conmigo. No estaba satisfecha, así que yo tampoco, aunque no se tratara de satisfacción, era una especie de venganza, y Dios, era un imbécil.
  • aracely ehmmembuat kutipan18 jam yang lalu
    La diferencia entre la envidia y los celos es sutil, pero perceptible si conoces los contornos y sabores de ambos. Celos es querer lo que tiene otra persona, por ejemplo, querer el coche o la casa que tiene un vecino. (O querer ser el hombre que tiene el corazón de tu novia y no el blanco, rico e idiota que tiene un cajón lleno de gemelos para camisas).
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