Maryse Condé

Yo, Tituba, la bruja de Salem

Beri tahu saya ketika buku ditambahkan
Untuk membaca buku ini unggah file EPUB atau FB2 ke Bookmate. Bagaimana cara mengunggah buku?
  • Frigáneamembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Cocinar tiene la gran ventaja de poder mantener el espíritu libre mientras las manos se atarean frenéticas, presas de una creatividad que tan solo les pertenece y les incumbe a ellas.
  • Breny Monzónmembuat kutipan2 bulan yang lalu
    —Dinos, ¿cuándo vendrás con nosotros? ¡No tardes, padre! En verdad, la muerte es la mejor parte de la vida.
  • Librofertasmembuat kutipan2 bulan yang lalu
    Los muertos solo mueren si dejamos que perezcan en nuestros corazones. Pero mientras sigamos queriéndolos y respetando su memoria, mientras continuemos depositando sobre sus tumbas sus guisos preferidos, y nos retiremos periódicamente para honrarlos, mientras hagamos todo eso, seguirán con vida. Estarán ahí, a nuestro alrededor, por todas partes, sedientos de recuerdos y de cariño. Solo bastarán un par de palabras para invocar su presencia y sentir el abrazo urgente de sus cuerpos invisibles, siempre impacientes por sernos útiles
  • Rocío Toledomembuat kutipantahun lalu
    Era un padre, un salvador, ¡un refugio!
  • Rocío Toledomembuat kutipantahun lalu
    No es un nombre asante. Yao se lo inventó para dejar así bien claro que yo era hija de su voluntad y también de su imaginación. Hija de su amor.
  • Maricruz Barrera Chávezmembuat kutipantahun lalu
    Se decía. Se contaba. Se inventaba. Y el aire se llenó de un gran murmullo de palabras tenaces y suaves como las olas del mar.
  • Lizzette Canomembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Será preciso que la sangre inunde nuestra memoria. Que nuestros recuerdos floten en su superficie como nenúfares teñidos de rojo.
  • Lizzette Canomembuat kutipan2 tahun yang lalu
    «No manches tu corazón. ¡No te vuelvas como ellos!». ¿Acaso vale la pena pagar tan alto precio por la libertad?
  • Frigáneamembuat kutipan3 tahun yang lalu
    El cielo es mi trono

    y la tierra estrado de mis pies.
  • Claudia Htmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    ¿Dónde estaba Satanás realmente, entonces? ¿No se escondería quizá entre los pliegues de los abrigos de los jueces? ¿No hablaría entoces a través de la voz de los juristas y de los hombres de la Iglesia?
fb2epub
Seret dan letakkan file Anda (maksimal 5 sekaligus)