Cuando terminara con su plan, los hombres habrían aprendido una buena lección…
La mitad de la población, la que tenía el cromosoma Y, parecía pensar que la afable Phoebe era una incauta. Como su ex, su jefe, el vendedor de coches usados que la había estafado, o el tipo que le ponía las manos encima en el ascensor, por nombrar algunos ejemplos. Pero Phoebe tenía un nuevo lema: “Phoebe consigue lo que quiere”.
Se estaba haciendo con el control de su vida y no pensaba aceptar órdenes de nadie… ni siquiera del guapísimo joven que estaba volviéndola loca. Si Jeff Fischer quería algo de ella, tendría que esperar…