Tanto rezar y no poner en práctica lo que se reza me parece tan cínico como luchar por la igualdad cuando no se ve iguales a los que antes tuvieron más. Desprecio tanto el fundamentalismo como a los conversos que tratan de demostrar cruelmente que han cambiado. Ya no creo en nada, bueno, me atrevo a creer en el amor, en la necesidad de imaginar para vivir, en el poder de superación. —Isabel se sorprende a sí misma expresando sus ideas. Los demás la miran como un bicho raro—. Me declaro enemiga de la soberbia, adversaria de pisotear las ideas de otros porque no concuerdan con las mías. El misterio de la existencia humana es una búsqueda profunda de identidad, de libertad. La agresividad es un fenómeno psicológico, no elemental.