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Buku
Julián Herbert

Un mundo infiel

  • Juan Carlos Francomembuat kutipan3 bulan yang lalu
    Era como vivir perpetuamente en medio de una orgía de fantasmas
  • DDXXmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    Lo que yo quiero que me digas es cómo le haces para seguir feliz cuando ya te diste cuenta de que estabas feliz.
  • DDXXmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    —¿Nunca has sentido que estás en el lugar correcto pero ya es hora de que te vayas?
  • DDXXmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    mo si debajo de la piel de esa muchacha todavía fuera verano.
  • DDXXmembuat kutipan7 bulan yang lalu
    l Mayor había nacido en Altamira, Tamaulipas. Todos los hombres de su familia hicieron, de generación en generación, cosas tan estúpidas como perder un ojo en una riña o ahogarse en el río Bravo cuando intentaban cruzar de mojados. Por eso él, que nunca había sufrido siquiera una fractura, se veía a sí mismo como al héroe que vence una maldición. Medía 1,91, pesaba 109 kilos y se llamaba Plutarco Almanza, aunque prefería que todos se dirigieran a él por su rango militar.

    Magnífico párrafo para entender cómo se describe a un personaje.

  • Juan Díazmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    —¿Nunca has sentido que estás en el lugar correcto pero ya es hora de que te vayas?
  • Josué Osbournemembuat kutipan4 tahun yang lalu
    —Gracias, gringuito. Qué bueno que me dejaste descansar. No se te para, ¿verdad?... Ésa es la bronca con ustedes: son muy grandotes y guapos, pero no se les para.

    Doc entrecerró los ojos y evocó el olor a putrefacción con el que había embellecido el vientre de la mujer.

    —Nunca voy a olvidarte —dijo torpemente en español.
  • Josué Osbournemembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Y se marchó camino a la frontera con la mueca fatigada y feliz que hay en el rostro de los muertos y de los asesinos.
  • Josué Osbournemembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Una vez, pocos días antes de casarse, se le ocurrió contar el número de mujeres con las que se había acostado durante toda su vida y resultó que eran veintinueve, lo que le pareció, tomando en cuenta la exagerada opinión que tenía de sí mismo, una cifra ridícula; así que desde entonces se había autoimpuesto una pequeña penitencia, un proyecto a futuro que le permitiría tener una boda feliz pese a haber descubierto lo mal amante que era: el día que cumpliera treinta años, Guzmán planeaba acostarse con la mujer número treinta de su vida. «No sería mala idea», pensó ahora, justo antes de volver a conciliar el sueño.
  • Miguel Alejandro Leónmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Matt Dillon acariciaba a ambas mujeres con más socarronería que lujuria. El sueño de cualquiera: gozar hasta lo indecible sin perder la dulce angustia del deseo.
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