Autobiografía

por primera vez en mi vida, el eterno «yo» se convierte en «nosotros» y, finalmente, soy capaz de estar con alguien.

Históricamente, los páramos han lanzado preguntas sin respuesta y, alimentadas por veredas neblinosas y riscos del bajío, la imaginación de las Brontë pareció comprender el funcionamiento total del corazón pese a que aquellas cortas vidas raramente salieron de Haworth Parsonage.

No se le puede pedir a un gato que no sea un gato.

Durante un vuelo a Finlandia, le coloco los auriculares en las orejas a Martha DeFoe para que oiga «Death», de Klaus Nomi, y mientras la escucha, se echa a llorar

Me doy la vuelta para mirar y veo una hilera de cucarachas del tamaño de un hámster corriendo por la cómoda coja de ocasión.

Se pone en contacto conmigo Winifred Johnson, cuyo hijo, Keith, fue enterrado en la pradera de Saddleworth por Brady y Hindley. El cuerpo de Keith no ha sido hallado y el señor Johnson me pide apoyo en su lucha para persuadir a la policía de que reanude la búsqueda del cadáver.

En esta reunión, para gran satisfacción mía, Sandie aceptó versionar «Hand In Glove» como single.

He coleccionado todos los impetuosos singles de los sesenta de Sandie

Cuando el álbum se hace el remolón en la lista de éxitos en su trigesimotercera semana, el señor Blocklehurst de Charlotte Brontë me llama a su despacho

—¿Sigues enfermo? —me pregunta Linder en nuestra cita semanal en la azotea del restaurante Kendalls y, a un tiempo, acaba de nacer una canción y una amistad longeva fortificada y no debilitada con el paso de los años.