La seducción es esta pista de marchas y contramarchas, frenadas fuertes y giros inesperados, un circuito de aprendices. Hay huecos por donde fundir la atención: eso que cuenta; tangentes delicadas por las que desviar la conversación, lianas para saltar hacia la evasión, un gesto hermoso cuando fuma y una mueca olvidable, las palabras que usa y las conjugaciones raras. Imposible no imaginarlo en la cama, hablándome en la nuca y diciendo mejores cosas, lo que diría un hombre que no existe porque vive en mi mente y está hecho de partes de todos los hombres que conocí, pero también de lo que le