Inglaterra es un país donde uno sigue siendo completamente el mismo que era. El alma no experimenta el más leve cambio. Permanece inmóvil, inmutable, protegida por un clima dulce, templado, húmedo, sin cambios bruscos de estaciones, de la misma manera que permanece inmutable con cada estación la hierba verde de los prados, imposible de imaginar más verde; una hierba a la que el hielo nunca muerde y el sol nunca devora. El alma no se libera de sus vicios, tampoco adopta otros nuevos. Igual que la hierba, el alma se mece en silencio en su verdeante soledad, abrevada por una lluvia tibia.