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Eva Giberti

Mujeres y violencias

  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    obediencia y la subordinación que históricamente debían formar parte de la “personalidad femenina” constituían valores para las mujeres; eran los recursos que el patriarcado fogoneaba para disponer de esclavas dispuestas a reproducirse según los mandatos del varón y a satisfacerlo en todos los niveles posibles. En los imposibles también, ya que el femicidio constituye la vulneración de la posibilidad de vida.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Como producto de un primer análisis de la temática del obedecer relativo al género mujer, se advierte la necesidad de una lectura política de la obediencia; que para nosotras, latinoamericanas, compromete, además del desafío a los proyectos patriarcales habitualmente descritos, la conciencia de las significaciones económicas que instituyeron los sufrimientos que embanderan la historia de nuestros países.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    vergüenza es un ordenador de género que se inocula desde la temprana infancia y crece en los territorios de la sexualidad para enseñorearse en las prácticas eróticas. Hermana de la obediencia, madrina de inhibiciones y represiones, se atrinchera en el pudor, descaradamente.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Si algo ha enseñado la tradición al género mujer, es a “gustar” y complacer a los varones, para lo cual fue preciso aprender los códigos de la complacencia como expresión seductora del obedecer, es decir, no molestar al varón. Gestualmente se trata de sonreír porque sí, ofreciendo una cara simpática e inofensiva, sobrellevando cualquier impertinencia masculina con una sonrisa, aunque se trate de comentarios que conllevan burlas o denigraciones del género mujer. Psicoanalíticamente, es posible interpretar esta forma de la complacencia como un desplazamiento de abajo hacia arriba, como si a través de los labios separados por la sonrisa se sugiriese una vulva entreabierta y dispuesta a la benevolencia sin límites, como agradeciendo, la mujer que sonríe porque sí, y sin motivos, que se la tenga en cuenta.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Previas a las lógicas del sujeto, las lógicas convencionales, de objeto y proposiciones (sin duda imprescindibles) fueron –y son– empleadas para mantener el estatus de la obediencia en general y de la mujer en particular. Las nuevas lógicas del sujeto, del significante, del sentido, de la ambigüedad, de la libertad, de la irracionalidad, del tiempo y de las paradojas construyeron nuevas racionalidades, con cuya ayuda deconstruimos textos y discursos. Así nos sumergimos en paradojas típicas del género: las mujeres son educadas para no-ser quienes podrían ser, partiendo de un ser que obedece a quienes la educan para que aparentemente sea. Otra; las mujeres que militan en partidos políticos votan a los candidatos varones, quienes, una vez logrado el triunfo, reavivan su posición de sujeto dominante que ellas mismas votaran, lo cual las coloca en posición de objetos que eligen a un sujeto que prometiendo reconocerlas como sujetos ganará un mercado, para después solo reconocerlas como objetos (destinados a limpiar los comités y conseguir votos).
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Históricamente, las mujeres fuimos consideradas el negativo del varón, reconocido como un “alguien”, en tanto nosotras solamente seríamos un “algo”, un pronombre indefinido que designa una cosa que no se puede o no se quiere precisar. El discurso unívoco que autorizó tal discriminación debido a los avances de distintas formas de racionalidad permitió que la mujer comenzara a ser colocada en el lugar de un sujeto. Así sucedió merced a sus sucesivas desobediencias e insurrecciones
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    La obediencia era un significado históricamente sancionado como bondad, universalizado, universalizante y unificador desde donde se obturó la condición de sujeto de la mujer imponiéndole la obediencia a los mandatos patriarcales, sin que ella coadyuvase consciente y decididamente en la construcción de los mismos.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    El género aprende –generalizando– a desatribuir como “malas” conductas que posteriormente reconocerá como “buenas”: participar en la vida pública, por ejemplo, trabajar fuera del hogar y tantas otras. O sea, es preciso investir como bueno aquello que se aprendió a investir como malo, en franca desobediencia a los preceptos patriarcales-familiares. Pero las primeras atribuciones y desatribuciones formaron parte constitutiva del aparato psíquico, es decir que las desatribuciones desobedientes generan incomodidades sustantivas y angustias múltiples.
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    tinto.

    Es preciso refinar el análisis de la afirmación que sostiene que para algunas mujeres es posible que el deseo de hijos/as y de maternar sea un efecto de la frustración del deseo de saber, convirtiéndose uno en el otro. Sería preciso incluir mediaciones, entre ellas la categoría “obediencia”, para pensar cómo se habrán implementado las limitaciones de los deseos no maternantes del género y cómo habrá influido el obedecer en la creación de deseos maternales
  • Francisco Samourmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Obedecer el mandato patriarcal que coloca el deseo de tener hijos/as y maternar como producto del instinto acoplado a la intuición (en lugar de la construcción del deseo de saber y del deseo hostil necesarios para la culminación de procesos cognitivos y judicativos) coloca al género –paradojalmente– en una situación de privilegio, dado que contaríamos no sólo con útero sino con instinto e intuición para ser madres eficaces. Desobedecer las prescripciones patriarcales implicaría perder intuición (aunque manteniendo una porción de ella, por ser mujer) y violentar un instinto.
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