Del Molino alude a la infantilización como una de las características más relevantes del neopuritanismo: en esta nueva era, se queja, parece que los sujetos deban ser protegidos de un mal moral que no son capaces de percibir, y mucho menos examinar objetivamente. Introduce, pues, una idea interesante: la infantilización de los sujetos tiene que ver con su incapacidad de emitir juicios desde la ética, ya que siempre interviene la moral.