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Jean Grenier

Sobre la muerte de un perro

  • Reina Azúcarmembuat kutipan3 tahun yang lalu
    No nos andemos por las ramas: amemos a quienes nos aman o están dispuestos a hacerlo. No malgastemos nuestras pocas fuerzas en convencer.
  • Juliana Jaramillomembuat kutipan3 tahun yang lalu
    Por la mañana los animales vienen a buscarte; te manifiestan su afecto. Su día comienza con un acto de amor y de confianza. Al menos ése es su impulso.
  • R Güemesmembuat kutipan8 bulan yang lalu
    Dios ha establecido las leyes de la Naturaleza con su inteligencia soberana. Pedirle continuamente que haga milagros sería como invitarlo a desdecirse.»
  • R Güemesmembuat kutipan8 bulan yang lalu
    Pero el asesino es la Naturaleza. Es ella quien, junto con nuestro primer día, nos regaló el último.
  • Sandra E. Medellínmembuat kutipantahun lalu
    «Mi equilibrio te echa de menos, me caigo, a mi lado se abre un agujero, me asalta el vértigo. Cuando estabas ahí, aun lejos de mí, pero vivo, me sentía tan seguro como el árbol que crece a la vera de un arroyo y empuja con majestuosidad su follaje hacia el cielo.»
  • Sandra E. Medellínmembuat kutipantahun lalu
    ¿No te has dado cuenta de que, durante las interminables noches que preceden a la muerte de un ser querido, las conversaciones adquieren un tono serio y te atreves a abordar cuestiones que antes evitabas por pudor o que no pensabas plantearte?
  • Sandra E. Medellínmembuat kutipantahun lalu
    Escribir debe de tener algún parentesco, que antes me gustaba y ahora aborrezco, con la muerte. Si mi perro viviera, no hablaría de él. Me sentiría feliz (o infeliz) de vivir con él, me bastaría con eso. Ha desaparecido y no puedo contenerme: me asalta el deseo de hacer una recapitulación. Quizá sea también para procurarle una segunda vida.
  • Mario Yañezmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    No nos andemos por las ramas: amemos a quienes nos aman o están dispuestos a hacerlo.
  • Mario Yañezmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Le cogemos cariño a alguien tanto por las preocupaciones que nos ocasiona como por las alegrías que nos da.
  • maleñomembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Puesto que había que ponerle una inyección para acabar con su vida, ¿por qué lo hicimos esperar toda una noche de agonía? Pero ¿pedía él la muerte? No, quería vivir. ¿Qué derecho teníamos a darle muerte cuando él pensaba que lo único que podíamos darle era más vida? Cuando llegó el veterinario –el que cura para siempre–, le dijo a M.: «Sujétele la frente con las dos manos», y él, confiado, no opuso resistencia alguna.
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