Carlos Ruiz Zafón

El Laberinto de los Espíritus

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  • Fani Avmonmembuat kutipan8 tahun yang lalu
    Carax me enseñó que un libro no se acaba nunca y que, con suerte, es él quien nos abandona para que no pasemos el resto de la eternidad reescribiéndolo.
  • Metzly Rivasmembuat kutipan6 tahun yang lalu
    Los recuerdos que uno entierra en el silencio son los que nunca dejan de perseguirle
  • Alejandra MoOremembuat kutipan6 tahun yang lalu
    —¿Ha oído decir usted alguna vez aquello tan socorrido de que en el amor y en la guerra está todo permitido, Daniel?
    —Alguna vez. Normalmente en boca de los que están más por la guerra que por el amor.
  • Karina Alavezmembuat kutipan7 tahun yang lalu
    A veces la vida, no los días quemados, es solo un instante, un día, una semana o un mes. Uno sabe que está vivo porque duele, porque de repente todo importa y porque cuando ese breve momento se acaba, el resto de su existencia se transforma en un recuerdo al que intenta regresar en vano mientras le queda aliento en el cuerpo.
  • Marina Coronamembuat kutipan8 tahun yang lalu
    ¿No escribe uno acaso para entenderse mejor a sí mismo y al mundo?
  • Diana Ospinamembuat kutipan8 bulan yang lalu
    El tiempo, comprendió, siempre fluye con velocidad inversa a la necesidad de quien lo vive.
  • Diana Ospinamembuat kutipan8 bulan yang lalu
    tiempo, comprendió, siempre fluye con velocidad inversa a la necesidad de quien lo vive.
  • Diana Ospinamembuat kutipan8 bulan yang lalu
    En este perro mundo —pensó—, cuando te haces viejo y te duele hasta el sentido común, un mendrugo de amabilidad, o de lástima, es un manjar de dioses.
  • Diana Ospinamembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Nada sorprende y asusta más que lo que uno ya sabe.
  • Diana Ospinamembuat kutipan2 tahun yang lalu
    mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.
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