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Sefchovich Sara

Vida y milagros de la crónica en México

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  • Alejandra Arévalomembuat kutipan7 tahun yang lalu
    la crónica es el género de más calidad, originalidad e innovación. Y es, además, el que le habla mejor que ningún otro a los mexicanos, porque recoge y representa lo que compone lo esencial de su cultura.
  • Alberto Firamembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Hermann Bellinghausen: “No es ningún ejercicio de contemplación piadosa, sino nuestra oportunidad para saber qué pasa”.

    Qué pasa y cómo pasa. Y quiénes somos los que lo hacemos suceder.
  • Alberto Firamembuat kutipan4 tahun yang lalu
    La preferencia no tiene más justificación que la subjetiva.

    MAX WEBER
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Nace una generación de escritores para quienes dar a conocer sus textos es un paso superado incluso antes de comenzar a hacerlo
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Por ejemplo, Magali Tercero va dos semanas a Culiacán a mirar y a hablar con algunos periodistas, el dueño de un bar, la cajera en una tienda y con eso regresa a la CDMX y escribe un libro completo sobre Sinaloa, la cuna del narco en México, lugar al que unos investigadores le han dedicado su vida completa como Luis Astorga.
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Y es que la crónica (como toda la literatura) se construye sobre una contradicción fundamental: que quien escribe tuvo una educación, buena o mala, escasa o suficiente, pero eso lo separa la mayoría de las veces de aquellos a quienes relata. Eso es muy claro sobre todo en el lenguaje, aunque se haga todo por desacralizarlo y por preferir el de “la calle, los hospitales públicos y las terminales de autobuses”, algo que, según Monsiváis, es imposible pues “el viento del pueblo es un habla intraducible”
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Cada ciudad tiene su voz propia, sus exclamaciones particulares, algo que es como el conjunto de todos los rumores de sus iglesias, de sus fábricas, de sus calles, de sus gentes y animales y no puede representarse por notas ni simbolizarse con signos; algo que se aprende, como los idiomas extranjeros, de oído, por impresión directa”;
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Por eso los escritores ya no solamente hicieron el retrato de la sociedad sino que tuvieron el deseo de mejorarla. De modo, pues, que además de describir y mostrar y de rescatar del olvido y elogiar paisajes, personas y personajes, costumbres y tradiciones, los autores se propusieron también educar, “corregir los perfiles del vicio y la virtud” y “conseguir prosélitos de la moral y la justicia”.
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Una crónica excepcional de la época, escrita por una mujer, son las Memorias de Concepción Lombardo de Miramón, quien relata cómo a pesar de la inestabilidad política y social en que vivía el país, con sublevaciones, guerras, intervenciones y cambios constantes en el poder, la vida seguía su curso. La gente se casaba y tenía hijos, iba a misa y a hacer compras y visitas, había fiestas y paseos. Mientras los soldados “se batían desde las torres, las azoteas y las calles” y el populacho “saqueaba negocios y casas”, la gente seguía asistiendo al teatro, bailes, desfiles, clases de canto y de equitación.
  • Juan Eduardo Mateos Floresmembuat kutipan4 tahun yang lalu
    Se cuenta la anécdota de una joven que, ante la inminencia del asalto, clavó en la pulpa de un plátano un anillo de mucho valor. Cuando los ladrones estuvieron frente a ella, aparentó estar mordiendo la fruta precisamente en ese momento. La despojaron de otros objetos pero ni tocaron el plátano ni la sortija de diamantes escondida en su interior... En ocasiones los bandidos no se conformaban con el dinero y las alhajas que llevaban sus víctimas sino que les quitaban también la ropa, de tal suerte que los pasajeros se veían obligados a continuar el camino semidesnudos. Si los carruajes entraban a la ciudad con las cortinas bajadas, era señal inequívoca de que habían sido asaltados y de que venían en condiciones inconvenientes.
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