Quién Fuera Dios

Eso es lo curioso de los insultos: que insultan por no ser ciertos («eres un viejo gruñón») o por ser ciertos («eres un viejo gruñón») o incluso por ser medio ciertos.

A medida que te haces mayor comprendes que las emociones son como el tiempo: la desesperación, la ira, el odio hacia uno mismo, el placer, todas ellas pasan (si bien dejando daños tras de sí). Saberlo no sirve de gran cosa, como tampoco el día que llueve y hace frío sirve de nada saber que el frío y la lluvia no van a durar eternamente.

Nuestra cuenta bancaria moral es una moneda sin ningún poder adquisitivo.

Infunde seguridad descubrir que los que están seguros de sí mismos no están tan seguros de sí mismos,

Cuánta seguridad aporta un donut, cuánto carácter imprime un café.

el simple hecho de que algo no te funcione a ti no quiere decir que no le funcione a otro.

Todos tenemos un límite —dice el hierofante—, pero todos nos equivocamos creyendo saber dónde está.

Por eso se habla tanto en la Biblia de la bondad debida a viudas y huérfanos, porque viven de puta pena.

Al prójimo se le ha de decir lo que quiere oír. El efecto tal vez no dure mucho, pero surte efecto.

Hasta los farsantes cumplen una función.