Un malestar indefinido

Esta es la cura para el insomnio: nada es inamovible. Todo pasa, también el insomnio. Un día, cuando hayas acabado con él, perderá su asidero y desaparecerá, y tú te dejarás arrastrar cada noche por el sueño, sin acordarte de que hubo un tiempo en que eso te resultaba imposible.

¿Qué es lo que se niega a aceptar la derrota?

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mundial perdimos a Leonard Cohen, un cambalache que debió de hacer temblar de miedo al mismísimo diablo. E

Estoy enojada con la muerte. Estoy enojada con la agricultura industrializada. Estoy enojada por esa familia de yemeníes que ha sido reducida a un número y se ha quedado sin casa por las estúpidas maquinaciones de la guerra y la política de machos alfa. Estoy enojada porque resulta que mi diputado, la persona que me representa en el Parlamento, es Jacob Rees-Mogg. Estoy enojada por la negligente repetición de los mismos errores históricos. Estoy enojada porque la misma semana en que Donald Trump se convirtió en líder

Nunca has hecho lo que todos los demás hacen. Nunca has tenido móvil, tal vez tengas uno el día en que todos los demás hayan dado el salto a la telepatía. Nunca has podido comprar todo eso: el prestigio de la maternidad, el bombo, la floración, la leche materna, los cumpleaños, el aburrimiento, la aprobación de todos. Madre naturaleza, madre tierra, madre virgen de Jesucristo, madre de todos. Madre. Jamás te han importado nada todas esas ensoñaciones.

Te haces mujer. La condición de mujer, la madurez, es para crear palabras, no para fabricar niños. Esa es la conclusión a la que has llegado.

Escribir es soñar. Esto lo descubrí hace tan solo un par de años. Es un sueño lúcido: el trabajo del subconsciente que tiene un pie en el mundo consciente, lo justo para aprovechar los caprichos del sueño. Siempre he oído decir que la escritura utiliza el subconsciente, pero no es cierto. Es el subconsciente, y utiliza el mundo consciente.

Sé que cuando creo a un personaje sirviéndome de algún fragmento de mi biografía estoy intentando entender esa parte de mi biografía, y tal vez alguien termine interpretándola por mí, tal vez no.

Mi yo es un yo que solo puede entenderse a través de fragmentos. Mi yo está roto en mil pedazos. Me miro al espejo y no me reconozco. Leo lo que he escrito y es como si me presentasen a mi alma. Cada vez como si fuera la primera, no siempre me gusta lo que veo.

Cuanto más me empeño en que me escuche como ser humano, más refuerzo mi papel de neurótica obsesiva.