Crónicas del desamor

Cuando se entra en la casa de una persona muerta recientemente, es difícil creerla desierta. Las casas no conservan fantasmas, pero mantienen los efectos de los últimos gestos de vida.

—Estoy muerta, pero me encuentro bien.

—Estoy muerta, pero me encuentro bien.

—Estoy muerta, pero me encuentro bien.

Debía cuidar siempre de dar a una exactamente lo mismo que a la otra, porque las dos llevaban una secreta contabilidad fastidiosa. Han sentido desde pequeñas que mi cariño es huidizo y por eso lo valoran en función de los servicios concretos que presto, de los bienes que distribuyo.

un niño nunca quiere solo aquello que pide, incluso una petición satisfecha hace aún más insoportable la carencia no confesada.

Poner orden, comprender. Pensé en cómo un acto opaco genera otros de una opacidad cada vez mayor, y entonces el problema reside en romper la cadena.

una madre no es más que una hija que juega

—Entonces estabas mal, no bien.

—Estaba como quien está conquistando su existencia y siente un montón de cosas a la vez, entre ellas una vacío insoportable.

Los hombres tienen siempre algo patético, a cualquier edad. Una arrogancia frágil, una audacia temerosa.