Jaume Cabré

—Que el infierno es para los muertos. ¡Y yo estoy vivo!

Es que cuando todo te da igual, pierdes el miedo.

las alegrías y los odios no se mantienen vivos eternamente y llega un momento en que la indiferencia se apodera de ti, todo te da igual, como si te envolviera una neblina permanente que te hace insensible a la risa y al llanto.

Los libros estamos acostumbrados a adivinar las cosas porque llevamos en nuestras páginas el pasado, el presente y el desenlace de todas las vidas, y sabemos leer las historias que viven en las personas.

Siempre me ha impresionado la incapacidad de los humanos para ver las líneas de su destino, las vidas que van entretejiendo su camino y el punto final de cada historia, que ya está escrito en algún sitio.

Es que mentir es dificilísimo: hay que acordarse muy bien de lo que se dice y de todo lo que se va construyendo sobre la mentira, para no contradecirse.

No seré yo quien se vengue: serán mis recuerdos.

Todo puede prescribir con el tiempo, menos los recuerdos, que lo acompañan a uno toda la vida.