Sé que hoy en día todos buscan un matrimonio sexy. Pero yo fui muy feliz con tu padre. Me encantaba tener a alguien que se ocupara de mí y de quien ocuparme. Alguien con quien compartir mis días. Él siempre me resultó fascinante. Todas sus opiniones, su talento. Podíamos hablar sobre casi cualquier cosa. Durante horas. Nos quedábamos hasta tarde, incluso cuando eras pequeña, solo hablando. Era mi mejor amigo.
—¿Por eso nunca volviste a casarte?
Mi madre piensa la pregunta.
—Es curioso, ¿sabes? Hablar de pasión. Desde que perdí a tu padre, encontré pasión con otros hombres, de vez en cuando. Pero preferiría perder todo eso si pudiera tener unos días más con él. Una sola charla trasnochada. Nunca me importó demasiado la pasión. Pero esa clase de intimidad que teníamos, eso era lo que yo atesoraba.