Alejandro Morellón

Cuando se hace de noche, te sientas en el escalón de un portal hasta que aparece alguien, un hombre atractivo con los hoyuelos muy pronunciados (¿Sabías que los hoyuelos en las mejillas son defectos genéticos?)

las metrópolis son el enemigo de lo singular en esa lucha infinita que mantiene cada uno contra el mundo

un cuerpo se demora en caer lo que le cuesta a la persona asimilar la caída, abandonarse al descenso, ofrecerse a un vacío existencial

(¿Sabías que solo un diez por ciento de la gente camina por el simple placer de caminar?)

Frente a ti, la ciudad se despliega con todo el entramado de luces y sombras, de vectores y líneas de fuga, de geometrías que se imponen al orden natural. Un espacio abundante y heterogéneo que te quedas mirando como si existiera frente a ti por primera vez.

y te preguntas por el intercambio de energía necesario para que todo se mueva, lo orgánico y lo inorgánico cumpliendo su función y generando sus propios residuos:

Tiene el pelaje azul, los ojos grandes y algo estrábicos, el pico amarillo. No tiene manos pero sí dos alitas de quiróptero que se accionan al conectarlo.

—Hola, furby.

Después abre el pico y se escucha primero un sonido metálico y después una voz:

quedan dos mil millones de segundos para el fin de la humanidad

pero otras veces, al fondo del patio o escondidos los dos bajo el pupitre, les advierte sobre la lluvia ácida o las pandemias,

(¿Sabías que un veintisiete por ciento de las parejas monógamas sufre infidelidades?).