Aquí estaba la línea más allá de la cual obsesionarse con la razón dejaba de ser algo intrínsecamente positivo. Cuando las únicas personas implicadas mantienen una relación íntima entre ellas, a menudo conviene anteponer otras prioridades a una búsqueda clínica de la verdad que, en última instancia, podría resultar incluso perjudicial.