El arte es intelecto y juicio del ojo. El intelecto es la capacidad de «diseñar» un mundo y, por tanto, de proyectarlo. El ojo, como instrumento fundamental de conocimiento, es lo que une hombre y mundo, y el plano, el proyecto, es lo que mantiene unidos a pintura, escultura y arquitectura. La idea de una obra de arte total, que encuentra su formulación sólo en la Edad Moderna, tiene aquí sus orígenes.