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Camilla Townsend

  • Daniela Valadezmembuat kutipantahun lalu
    “se convirtió en el símbolo transfigurado de la identidad fragmentada y del multiculturalismo”.4
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Nunca sabremos si es cierto que se burló de ellos en aquel radiante día de junio, pero seguramente Marina y las otras mujeres cautivas se habrán reído por dentro más de una vez al ver que aquellos hombres grandotes, con sus extraordinarias máquinas, resultaban más crédulos de lo que jamás habían oído contar de ninguno de sus propios guerreros.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    México, por supuesto, tenía el maíz. Entonces, ¿por qué los pueblos de Mesoamérica no se convirtieron a la agricultura tan temprano como los del Viejo Mundo?
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Esos traductores iniciales, para ser realmente útiles, tenían que ser personas liminares, que hubieran vivido en ambos bandos y entendieran algo de ambos mundos. Era necesario que fueran parte de “nosotros los de aquí” y también que no lo fueran
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Malintzin, en efecto, podía hacer algo más que repetir lo que otros decían en un vocabulario extranjero. Como la persona liminar que era, podía hablar en registros variados y por tanto transmitir lo dicho de manera pertinente.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Malintzin, que había perdido su hogar en circunstancias bastante parecidas, se encontraba ahora en la posición de recibir e instruir a un amplio grupo de muchachas entregadas al cuidado de su bando, de su casa. En la imagen, aparece frente a cinco princesas amonestándolas con la cabeza erguida mientras la escuchan en silencio, las manos juntas para expresar recato y humildad.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Quizá vieron a la Malintzin humana como una personificadora ceremonial de la deidad de los españoles, o se imaginaron que la representaba, que de ella tomaba su nombre o que pertenecía a un pueblo que llevaba su nombre. En realidad, también podrían haber percibido a Cortés y a todos los españoles como los emisarios de esa diosa, obviamente muy poderosa. Llevaban su imagen en sus banderas y hablaban de ella en toda ocasión. A lo mejor eso tenían en mente los nahuas cuando se dirigían a los españoles llamándoles “Mali[n]tze” o cuando hablaban de ellos como téotl.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Sin duda, la encontraban profundamente atractiva, mucho más que al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Era humana, pero cercana a Dios. Intercedía por la gente, los protegía. Era humilde, pero todopoderosa. Era una figura liminar que podía significar cosas distintas para distintas personas.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    A lo mejor, cuando Díaz del Castillo escribió esas palabras, en su vejez, su memoria teñía la escena con el brillo de la nostalgia. Pero le sobraban razones para verter una lágrima: su gente no había sido generosa con esa tierra espléndida, y lo sabía bien. Al final del párrafo, agregó de repente una frase muy disonante: “Ahora todo está por el suelo, perdido, que no hay cosa”.
  • Nast Huertamembuat kutipantahun lalu
    Esa mañana, Malintzin sólo contaba con ella misma. Cargaba sola con la responsabilidad de ser un canal eficiente para Jerónimo de Aguilar y todos los españoles. Dicho con una imagen usual de su pueblo, llevaba en sus hombros una pesada carga; porque sabía que lo que el gran señor Moctezuma les dijera a los extranjeros en ese primer encuentro, y ellos a él, tendría que pasar por ella.
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