No nos cansamos de escuchar los cuentos de hadas, una y otra vez.
Y hay un placer particular en escuchar, o leer, versiones nuevas de esas historias ya tan conocidas. Se convierte en una especie de juego para el oyente, el lector, intentar reconocer todos los lugares donde la versión nueva toma un giro inesperado de lo familiar y tradicional.