Liliana Villanueva

Liliana Villanueva nació en Buenos Aires; entre 1986 y 1996 vivió en Alemania y más tarde cuatro años en Moscú, donde fue corresponsal de prensa. Egresada de la UBA, trabajó como arquitecta en el estudio Brandt & Böttcher de Berlín y fue docente en la Universidad de Darmstadt, donde se doctoró en arquitectura en 2008. Publicó Las clases de Hebe Uhart (Blatt & Ríos 2015), Sombras rusas (Blatt & Ríos 2017), Lloverá siempre. Las vidas de María Esther Gilio (Criatura, 2018), Maestros de la escritura (Godot, 2018) y Otoño alemán (Blatt & Ríos, 2019). Por sus crónicas de viajes recibió los premios Mikel Essery (País Vasco, 2012) y en dos ocasiones el Premio Osvaldo Soriano (La Plata, 2013 y 2016). Las clases de Hebe Uhart recibió el Premio del Lector de la Fundación el libro de Buenos Aires en 2015 y Lloverá siempre, el Premio Casa de las Américas de Cuba en 2017. Actualmente vive entre Buenos Aires y Berlín.

Kutipan

Itzel Casaña Floresmembuat kutipantahun lalu
A medida que una persona crece, la lectura se vuelve cada vez más difícil porque el hábito de la lectura, por no llamarlo “la felicidad de la lectura” como alguna vez dijo Borges, se adquiere cuando uno es chico. Es muy difícil inducir a alguien a que lea si no ha leído en
toda su vida o si tiene a la lectura como a algo aburrido, como algo que es necesariamente pesado u obligatorio. ¿Usted tiene hijos? Lo que le aseguro que daría buenos resultados es que le prohíba a su hijo leer determinados libros. Si se los prohíbe seguro que va a querer leerlos. Usted dígale: “De acá para acá podés leer, pero de acá para acá, no tocás ni un solo libro porque no son para vos”. Y ahí, en esa prohibición, usted le pone los libros que quiere que él lea. Yo me juego la cabeza de que él se va a trepar a las sillas, de que va a hacer lo imposible para no cumplir con la orden y desobedecerla. Y al desobedecer él va a aprender a leer.
Itzel Casaña Floresmembuat kutipantahun lalu
Usted, que es muchísimo más joven que yo, seguramente ya creció con la televisión. La televisión empezó a excluir esa zona de la imaginación que está detrás y la lectura es justamente el hábito donde la imaginación trabaja con mucha más fuerza.
Itzel Casaña Floresmembuat kutipantahun lalu
Todo esto crea una familia espiritual que a la larga es, sin duda, la única familia con la que puede dialogar un escritor.
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