Kutipan
Lo entendió. Comprendió que todo tiene su precio. Y que el precio siempre es demasiado caro.
Pero a la vieja, que dormía como una fruta podrida caída del árbol, sobre todo la vigilaba. Porque Margarida quería estar ahí cuando Bernadeta se muriera. Quería verlo. Quería ver cómo se le negaban la salvación y la gracia divina por haber andado tantas veces con el diablo.
Había nacido, como todas las cosas que nacen. Pero Marta no se había muerto. Todavía. Como todas las cosas que mueren
Kesan
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«Yo te cincelé y tú te hiciste sierva de otro», tan ensordecedora que la mujer era incapaz de separar las palabras, «Aléjate de mí, endemoniada, que yo te di oídos y tú escuchaste a otro». Margarida, aterrorizada, miraba al culo del caballo y negaba con la cabeza, «Te di boca y confabulaste con otro», tropezaba, pero el estrépito continuaba, «Te di ojos y miraste las tinieblas».
👍Layak dibaca
Ya había leído hace algunos años a la autora y me gustó mucho, en esta nueva novela su estilo se afianza. El trabajo de rescate de la tradición oral me gusta un montón.
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👍Layak dibaca
Va a ser de mis favoritos este año!! Omg.
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