Gustavo Sánchez Galarraga

Nuestra vida es un divino instante de sueño y amor. Después, ¡quién sabe!...

En la Vida, como en la comedia, hay que bajar muchas veces el telón.

A veces, un vicio fomenta una virtud, como un veneno estimula la vida.

La naturaleza es una; las morales, muchas. Esto indica que, o falta naturaleza, o sobran morales.

Las andaderas no enseñan a andar, sino el dolor de las caídas.

La ilusión es como la vida: se va sin saber cómo, y una vez que se va, nadie tiene el poder de volverla...

Ni el santo ni el sabio condenan. El sabio, porque comprende, y el santo, porque perdona.

La maldad humana se castiga, se perdona, o se desprecia, simplemente; pero no se recuerda.

Lo triste de la calumnia no es que los canallas la digan, sino que los hombres honrados la oigan.

Las andaderas no enseñan a andar, sino el dolor de las caídas.

Contra lo sublime, inventó el diablo lo ridículo; contra lo ridículo, sólo tienen los hombres el desprecio.

Atacar a los que brillan es el procedimiento de los anónimos para alcanzar notoriedad. Por eso se debe responder con el silencio más profundo a sus mañosas-acometidas.