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Ana María Shua

  • Bryan Hernándezmembuat kutipantahun lalu
    Fumando, me quedo dormida. Del otro lado, soy feliz: es un buen sueño. El cigarrillo cae sobre la alfombra y la enciende. La alfombra enciende la cortina. La cortina enciende la colcha. La colcha enciende las sábanas. De la casa queda sólo un montón de cenizas. Del otro lado, sigo siendo feliz: ya nada puede obligarme a despertar.
  • The PoemTubemembuat kutipan2 tahun yang lalu
    el máximo de significado, con el mínimo de significantes
  • Rafael Ramosmembuat kutipan10 bulan yang lalu
    El deseo secreto

    En el fondo del corazón de cada niño, de cada madre, de todo espectador, anida el deseo secreto de ver caer al trapecista, de verlo destrozarse los huesos contra el suelo, derramada su sangre oscura sobre la arena, el deseo esencial de ver a los leones disputándose los restos del domador, el deseo de que el caballo arrastre a la ecuyere con el pie enganchado en el estribo, golpeando la cabeza rítmicamente contra el límite de la pista, y para ellos hemos inaugurado este circo, el mejor, el absoluto, el circo donde falla la base de las pirámides humanas, el tirador de cuchillos clava los puñales (por error, siempre por error) en los pechos de su partenaire, el oso destroza con su zarpa la cara del gitano y por eso, como las peores expectativas se cumplen y solo se desea lo que no se tiene, los anhelos de los espectadores viran hacia las buenas intenciones: asqueados de calamidades y fracasos empiezan a desear que el trapecista tienda los brazos a tiempo, que el domador consiga controlar a los leones, que la ecuyere logre izarse otra vez hacia la montura, y en lugar de rebosar muerte y horrores, el lugar más secreto de su corazón se llena de horrorizada bondad, de ansias de felicidad ajena, y así se van de nuestro espectáculo felices consigo mismos, orgullosos de su calidad humana, sintiéndose mejores, gente decente, personas sensibles y bien intencionadas, público generoso del más perfecto de los circos.
  • Sergio Beltránmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Antes de despertarme riego los helechos y vuelvo a poner en su lugar las historias que saqué del archivo. Barrer no me gusta: prefiero encargárselo a los otros. Cuando me vuelva a dormir quiero encontrar todo en orden
  • Sergio Beltránmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Los calamares no me atemorizan. En señal de amistad, trenzo y destrenzo sus tentáculos. Después de todo, soy casi una de ellos: yo también sé jugar a esconderme con nubes de tinta.
  • Bryan Hernándezmembuat kutipan5 bulan yang lalu
    Mi papá no está contento conmigo. Me mira más triste que enojado porque sabe que le oculto un secreto. Estás muerto, quisiera decirle. Pero tengo miedo de que no venga más.
  • Itzel Casaña Floresmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Mientras duermo, un terremoto destruye la ciudad. Los edificios caen como castillos de dominó. A la mañana, el espectáculo es terrible. Como no me gusta, vuelvo a dormirme. Mientras duermo, una invasión de termitas devora casi todo. A la mañana las encuentro sobre la sábana. Como no me gusta, vuelvo a dormirme. Mientras duermo, el río crece tanto que me despierto húmeda. Como no me gusta, vuelvo a dormirme. Mientras duermo, el tiempo avanza demasiado rápido. A la mañana, ya estoy en otro siglo. Como soy curiosa, me levanto y me voy a pasear.
  • Itzel Casaña Floresmembuat kutipan2 tahun yang lalu
    Muchos prefieren que se los ate y la calidad de las ataduras varía, como es natural, de acuerdo con el peculio de la gozosa víctima: desde lazos de seda hasta lazos de sangre. Y es que en el fondo nada ata tanto como la responsabilidad de una familia (ciertamente el más caro de los placeres-sufrimientos).
  • Itzel Casaña Floresmembuat kutipantahun lalu
    En la oscuridad confundo un montón de ropa sobre una silla con un animal informe que se apresta a devorarme. Cuando prendo la luz, me tranquilizo, pero ya estoy desvelada. Lamentablemente, ni siquiera puedo leer. Con la camisa celeste clavándome los dientes en el cuello me resulta imposible concentrarme.
  • Itzel Casaña Floresmembuat kutipantahun lalu
    Con petiverias, pervincas y espicanardos me entretengo en el bosque. Las petiverias son olorosas, las pervincas son azules, los espicanardos parecen valerianas. Pero pasan las horas y el lobo no viene. ¿Qué tendrá mi abuelita que a mí me falte?
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