Sofía Odello

Por ejemplo, es difícil imaginar cómo podría haber sido posible la exuberante producción de narrativa pulp de los años dorados de las décadas de 1920 y 1930 sin la ayuda de la máquina de escribir. Es mucho más difícil argumentar que la máquina de escribir influenció el estilo literario mismo, aunque hay quienes están convencidos de que efectivamente mejoró la calidad de lo que escribían

Sería apresurado afirmar que la máquina de escribir modificó el estilo literario y muy difícil de corroborar como hipótesis generalizada. Esa es una cuestión que sigue abierta. Pero ya sea que la máquina de escribir haya generado una prosa más despojada y menos florida o no, es significativo que algunos escritores pensaran que había cambiado su estilo

por qué seguir refiriéndonos a Friedrich Kittler? En este caso, lo que se destaca es su lectura filosófica del efecto de distanciamien­­to que tuvo la escritura mecanizada.

Para fines del siglo XIX, Francia se había constituido como pionera en la creación de una cultura de consumo masivo de literatura basada en la venta de obras de ficción barata, pero después de la Primera Guerra Mundial, Alemania y los Estados Unidos le sacaron ventaja

Las clases medias conservadoras se alarmaron ante la transformación del libro en un objeto cotidiano de consumo masivo. Poner la cultura literaria a precios económicos y a disposición de las masas supuestamente ingenuas y crédulas parecía un arma de doble filo

1954, habiendo quedado libre de sus enormes deudas impositivas en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, y aconsejada por Edmund Cork, Agatha Christie se transformó en una empresa de responsabilidad limitada y se convirtió a sí misma en empleada asalariada de Agatha Christie Limited

ensayo de historia cultural cuyo fin es contribuir a la historia de las prácticas de escritura

su período de mayor auge, Gardner aceptó con orgullo el mote poco halagador de “la fábrica de ficción”. Su progreso lo había llevado de mecanografiar penosamente con dos dedos a contratar a un equipo de varias mecanógrafas a quienes dirigía en su rancho en California

“Nuestros instrumentos de escritura también operan sobre nuestro pensamiento”.

“Nuestros instrumentos de escritura también operan sobre nuestro pensamiento”.