Javier Recas Bayón

De mi preceptor, (..) el contentarme con poco, el servirme a mí mismo, el no implicarme en los asuntos ajenos y no dar oídos a los chismosos»

El mal no reside en lo que nos sucede sino en nuestra incapacidad para soportarlo con entereza. Aquí está nuestra fortuna (IV.49) y nuestra humanidad. Los males son sólo aparentes, relativos a nuestra percepción, pues el mal absoluto, metafísico, no existe, no tiene

De mi preceptor, (..) el contentarme con poco, el servirme a mí mismo, el no implicarme en los asuntos ajenos y no dar oídos a los chismosos»

De mi madre, la devoción a los dioses; liberalidad para con todos; el abstenerme, no sólo de hacer el mal, sino también de pensar hacerlo

bien persuadido de que en este particular se debe gastar generosamente»

realización de su propia función en el orden global del cosmos

hypomnemata, con el que se designan las notas escritas para uno mismo.

Una de las máximas más reiteradas de Epícteto, que hace suya Marco Aurelio, es la que aconseja apartarnos de lo que no depende de nosotros.

Pero cuán despreciables son estos políticos y hombrecillos que, según su parecer obran filosóficamente, estando llenos de presunción»

Su figura se agranda si se mira desde nuestros días, tan ajenos al sacrificio de un hombre por el bien común