Paseo permanente
«Y pasa la vida, igual que pasa la corriente cuando un río busca el mar, y yo camino indiferente, donde me quieras llevar».
Pasa la vida, pata negra.
«Nunca te dejas llevar, Tote. Nunca te sueltas.»
Quizá sea esta la frase que más veces he escuchado a lo largo de lo que fue mi vida antes de comer de la música. Novias, colegas, compañeros de clase, todos coincidían en que nunca me desmelenaba, en que nunca me soltaba del todo cuando salíamos de fiesta juntos y me arrastraban a esos antros llenos de catetos. Si hubiese sabido entonces cómo iba a desmelenarme cuando encontrase un ambiente en el que pudiera mandar yo, les habría contestado: «No, no es que no me suelte, es que no sé hacerlo contigo».