El diablo de los números

se dijo Robert, siempre lo mismo. En sueños le dan a uno las mejores tartas, y si se tiene suerte incluso le cuelgan a uno al cuello una estrella de oro, pero apenas despiertas se acabó todo

Robert despertó porque el sol le hacía cosquillas en la nariz.

Robert sabía muy bien que los sueños que da la fiebre son los peores.

en líneas generales, en las Matemáticas la cosa discurre con bastante orden. Eso es lo que cierta gente odia de ellas.

con un poquito de Matemáticas la cosa va más rápido.

Seis por trece —dijo Robert— son setenta y ocho. El duodécimo número triangular. ¡Concuerda perfectamente!

Sí —dijo el anciano sonriendo—, con tanta precisión sólo se apunta en los sueños... y en las Matemáticas. En la vida normal nada cuadra, pero en las Matemáticas cuadra todo.

En las Matemáticas no se adivina nada, ¿entendido? ¡En las Matemáticas se procede con exactitud!

Eres tú el que tiene miedo a las Matemáticas y quiere que todo sea lo más fácil posible para no confundirse.

–O puedo contar hasta llegar allí, y entonces no es infinito –objetó–, o si es infinito no puedo contar hasta allí.