–La otra, es mi favorita así que presten atención, la otra manera es que se transformen de vuelta y me digan cuántos más hay como ustedes. Porque yo esperaba uno y, sin embargo, tenemos dos. Si sigo esa lógica, podría haber tres o cuatro. Rayos, podría haber una manada de Omegas. Vuelvan a transformarse, me dicen cuántos son y luego los mato. No tendrán que sentir su cerebro en llamas, que se queman por dentro. Podré ayudar a algunos más de su tipo y les enseñaré los errores de su forma de vida. Y, como soy un tipo magnánimo, endulzaré la oferta.
Me dio una patada en la espalda y me derribó hacia adelante.
–Este parece estar terriblemente encariñado contigo. Te mataré primero y luego a él para que no tengas que mirar.
Pisó mi espalda con fuerza.
–Tic toc. Tic toc. –El lobo gris volvió a gruñirle, pero el hombre dijo–: Transfórmate.
–No hay nadie más –le ladré–. No hay nadie aquí, pedazo de mierda, bastardo. Te mataré, te mataré hijo de…
El sonido punzante de un disparo retumbó.
Me cubrió un dolor que nunca había experimentado. Grité en el suelo mientras la plata comenzaba a arder en la parte trasera de mi pantorrilla.
–Tiene algunas extremidades más –dijo el cazador suavemente–. Pondré una bala en cada una de ella también.
hijo de puta, malparido