El Zen contado con sencillez

Lo peor es creer que nos entendemos y que entendemos todo o casi todo.

Sólo cuando te vacías de todo, de todo te llenas; sólo cuando sueltas, estás en disponibilidad de tomar; sólo aprendiendo a asir y dejar ir, nos renovamos y vivimos

apariencias. Si uno logra irse liberando de trabas internas, surge la luz del inconsciente que opera libremente en nosotros y nos hace fluidos, espontáneos, contentos y precisos; así se desencadena también la acción diestra, que es vital y espontánea y no el resultado de análisis intelectuales o patrones, ni mucho menos del conflicto surgido entre los pares de opuestos, o en esa visión enturbiada por los prejuicios y patrones

La actitud que propone el zen para la vida de cada día se basa en la atención, la fluidez y permeabilidad mental que nos

Es signo de mediocridad buscar la respetabilidad». Somos falsamente respetables, falsamente religiosos, falsamente compasivos. La irreverencia puede ser sana y renovadora.

La sabiduría consiste en resolver las complicaciones que surgen y no en añadir complicaciones a las complicaciones.

El aquí y el ahora tienen su grandeza

Siéntate o levántate, pero no vaciles».

Si miras tan sólo tu ego, no verás tu ser

La meditación y las enseñanzas nos permiten desmantelar la rígida estructura del ego.