Las leyes de su pueblo habían decretado que jamás podría ser suya…
El príncipe Ibrahim se negaba a doblegarse a las normas que habían destruido a su familia. Por eso ocultaba sus emociones y rehuía sus responsabilidades.
Georgie era precisamente la clase de mujer que debía evitar según los dictados del deber. Mundana, atormentada y nada interesada en ser reina. Todo un reto para Ibrahim.
Atrapada en una tormenta de arena en el ardiente corazón del desierto, Georgie no pudo evitar rendirse al príncipe rebelde…